Por: P. Iván Lucero, S.J.
Director Ejecutivo
Centro Cultural BEAEP
Cuando el P. Peter Hans Kolvenbach, Prepósito General de la Compañía de Jesús (1983-2008), erigió la Provincia Ecuatoriana el 8 de diciembre de 1983 nombró como Provincial al P. José Araujo Mosquera (1983-1989) quien recibió la tarea de gobernar una provincia compuesta por 174 jesuitas entre sacerdotes, hermanos y escolares. Había llegado el momento de dar un paso decisivo de la hasta entonces Viceprovincia Ecuatoriana que había logrado su independencia en 1953 de la Provincia Bética o de Andalucía. Aunque el número de jesuitas había disminuido después del Concilio Vaticano II y no se acercaba a los trescientos sujetos de los años preconciliares se había logrado estabilizarlo alrededor de los ciento ochenta que garantizaban un solvente servicio pastoral para las veintiún obras que atendía la joven Provincia.
Los catálogos de los años 1980-1982 recuerdan que la Viceprovincia independiente mantuvo un número constante de jesuitas y obras que anotamos a continuación:
1980
- Jesuitas: 171
- Obras: 21
1981
- Jesuitas: 176
- Obras: 20
1982
- Jesuitas: 174
- Obras: 21
Esta positiva realidad impulsó al P. Kolvenbach a dar a la madura Viceprovincia independiente un status superior que conserva hasta el presente en que celebramos su cuadragésimo aniversario.
El número de jesuitas ha variado en los últimos cuarenta años con una clara tendencia al decrecimiento. El número de jesuitas sumaba 180 en 1993, es decir, hubo un incremento de 6 respecto a 10 años atrás; en 2003 había disminuido a 141, una pérdida de 39 jesuitas; en 2013 había menguado a 110 y en el presente 2023 sumamos 81 jesuitas.
El número de obras, sin embargo, se ha incrementado con nuevas propuestas pastorales como el Hogar de Cristo, SJR, CEAFAX, casas de ejercicios, fundaciones y otras más.
Los retos que afronta la Provincia en su cuadragésimo aniversario son varios y me atrevo a mencionar que el incremento de jesuitas y su formación, la selección del personal seglar que debe alcanzar el grado de sujeto apostólico y el discernimiento de las obras que debemos llevar adelante son los principales.
Esta reflexión sobre la Provincia la escribo desde una señera obra que en seis años cumplirá su centenario de servicio a la cultura y patrimonio nacional. El Centro Cultural Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit (Centro Cultural BEAEP) vivía sus cincuenta y cuatro años de existencia en 1983 y gracias al apoyo de los siete provinciales que sucedieron al P. Araujo y al reconocimiento de autoridades nacionales, provinciales y locales continúa adelante en el cumplimiento de su misión de conservar, investigar y difundir “su acervo patrimonial para promover el acceso de la ciudadanía a la cultura y espíritu de la ecuatorianidad”.
Por el cumplimiento de su labor, aún en adversas circunstancias, nuestra obra fue declarada de interés nacional según la ley publicada en el Suplemento #618 del Registro Oficial del 24 de enero de 1995. Además, recibió el Premio Nacional Eugenio Espejo de 1999; la medalla al mérito Dr. Vicente Rocafuerte otorgada por el Congreso Nacional en 2004; la medalla de honor institucional concedida por el Concejo del Distrito Metropolitano de Quito en 2004 y la condecoración al mérito provincial adjudicada por el Consejo Provincial de Pichincha el mismo año.
La vida del Centro Cultural -pues, además de la biblioteca conservamos un magnífico museo y valioso archivo- está ligada al presente y destino de la Provincia Ecuatoriana. También nosotros tenemos nuestros propios retos en tiempo de indolencia gubernamental y escaso interés ciudadano por la memoria y cultura nacional. Necesitamos, además, actualizar con urgencia nuestro modelo de conservación, atención e investigación siendo fieles a nuestros orígenes y a las necesidades contemporáneas.
El Centro Cultural BEAEP felicita a la Provincia Ecuatoriana por sus cuarenta años de creación y le augura muchísimos más con la bendición de Dios y nuestra Madre Dolorosa.
